La creación musical en Venezuela

Para entender la creación musical en Venezuela durante el siglo XX y comienzos del XXI, es importante mencionar la figura del maestro Vicente Emilio Sojo como forjador de la llamada Escuela Nacionalista o Escuela de Santa Capilla, que se ubica entre los años 1923 y 1964 y se inicia con la primera promoción que integran Antonio Estévez, Angel Sauce y Evencio Castellanos. Les siguen – en promociones sucesivas – Antonio Lauro, Inocente Carreño, Gonzalo Castellanos, Carlos Figueredo, Moisés Moleiro, Eduardo Plaza, Blanca Estrella, Modesta Bor, Nelly Mele-Lara, José Antonio Abreu, Ana Mercedes Asuaje de Rugeles, María Luisa Escobar, Raimundo Pereira, Luis Felipe Ramón y Rivera, Leopoldo Billings, Primo Casale, Antonio José Ramos, Andrés Sandoval y, más recientemente, Federico Ruiz y Juan Carlos Núñez, Luis Morales Bance y Francisco Rodrigo, entre otros.

A la vez que el maestro Sojo lidera esta escuela nacionalista, otras figuras – también relevantes – cumplen importante labor en el campo de la creación y la docencia musical: Juan Bautista Plaza, José Antonio Calcaño, Miguel Ángel Calcaño y Juan Vicente Lecuna. De igual manera, emerge una generación con ideas vanguardistas con José Clemente Laya, Daniel Milano, Eric Colón, Carlos Teppa, José Luis Muñoz, Isabel Aretz, Alberto Grau, Alba Quintanilla y Rházes Hernández-López, quien escribe la primera obra dodecafónica en el país a principios de los años sesenta.

A partir de los años setenta, con la presencia en Venezuela del maestro greco-venezolano Yannis Ioannidis, la composición evidencia un notable desarrollo. A partir de sus enseñanzas de las técnicas de composición del siglo XX a un buen grupo de jóvenes compositores, despierta la llamada música contemporánea dentro de nuestro país. Los alumnos de dicha escuela, que se encuentran entre los más destacados exponentes del presente, son: Hildegard Holland, Alfredo Marcano-Adrianza, Servio Tulio Marín, Emilio Mendoza, Juan Carlos Núñez, Alfredo Rugeles, Federico Ruiz y Ricardo Teruel, entre otros. Estos compositores trabajan en sus inicios las nuevas técnicas de composición y, más tarde, siguen diferentes tendencias buscando sus respectivos lenguajes, que van desde la experimentación tímbrica y la música electroacústica hasta el uso sutil del folclore, pasando por la creación de sus propios instrumentos musicales como medio de expresión artística.

Asimismo, dentro de los compositores más representativos de los últimos años, es importante mencionar al maestro Alfredo Del Mónaco (Premio Nacional de Música 2000 y Premio Iberoamericano de Música «Tomás Luis de Victoria» 2002) como precursor de la música electrónica y de la nueva música experimental, con su búsqueda de colores a través del timbre de la rica instrumentación de sus obras. Además de ser el creador del Estudio de Fonología de Caracas y fundador, junto al maestro Ioannidis, de la Sociedad Venezolana de Música Contemporánea (SVMC), su labor docente ha contribuido también a la formación de nuevos creadores como la compositora Adina Izarra, cuya obra se ha caracterizado por un lenguaje actual, lleno de variedad tímbrica y en gran parte basado en complicados ritmos de raíz venezolana.

Para los años ochenta, contamos con la presencia de los maestros uruguayos Antonio Mastrogiovanni, Beatriz Lockhart y Héctor Tosar, quienes también forjan una nueva generación de compositores que se van a caracterizar por su heterogeneidad y que más tarde van a conformar – algunos de ellos – lo que podríamos llamar la escuela del post-modernismo, el minimismo y la nueva sencillez. Otros, sin embargo, se distinguen por tomar caminos estéticos diversos. Entre ellos, cabe mencionar a René Alvarez, Miguel Astor, Josefina Punceles de Benedetti, Roberto Cedeño-Laya, Juan de Dios López, Mariantonia Palacios, Fidel Rodríguez-Legendre, Juan Andrés Sans, Juan Francisco Sans, Jacky Schreiber, Numa Tortolero, Víctor Varela, Francisco Zapata-Bello e Icli Zitella.

El compositor argentino Eduardo Kusnir contribuye también a desarrollar y difundir ampliamente, durante los años ochenta y principios de los noventa, la música electroacústica en Venezuela. Fundador de la Sociedad Venezolana de Música Electroacústica y docente de dicha corriente, crea el estudio y cátedra de esta música, formando numerosos jóvenes compositores destacados como Roberto Cedeño-Laya, Jacky Schreiber, Rodrigo Segnini y Ricardo Teruel. Igualmente, dentro del campo de la música electrónica y de los medios audiovisuales, se destacan los compositores Miguel Ángel Fuster, Francisco Molo, Miguel Angel Noya y José Vinicio Adames.

Numerosos compositores venezolanos han obtenido o completado su sólida formación académica en el exterior – para la cual han sido pieza fundamental las becas o bolsas de trabajo concedidas por el CONAC (Consejo Nacional de la Cultura) y por la Fundación Gran Mariscal de Ayacucho -, ya sea en los Estados Unidos de América, o en Alemania, Austria, España, Francia, Holanda, Inglaterra, Italia y Suecia. Entre ellos, cabe mencionar a Yadira Albornoz, Efraín Amaya, Vicente Avella, Diana Arismendi, Pedro Barboza, Beatriz Bilbao, Arcángel Castillo-Olivari, Álvaro Cordero, Gerardo Gerulewicz, Aitor Goyarrola, Adina Izarra, Aldo Lizausaba, Ricardo Lorenz-Abreu, Marianela Machado, Alfredo Marcano-Adrianza, Servio Tulio Marín, Eduardo Marturet, Gustavo Matamoros, Emilio Mendoza, Alfonso Montes, Williams Montesinos, Juan Carlos Núñez, Luis Ochoa, Mercedes Otero, Juan Cristóbal Palacios, Alexis Rago, Diógenes Rivas, René Rojas, Alfredo Rugeles, Domingo Sánchez-Bor, Manuel Sosa, Alfonso Tenreiro-Vidal, Víctor Varela y Francisco Zapata-Bello, quienes se han distinguido por la enorme variedad de tendencias estéticas que van desde la música experimental hasta la nueva simplicidad, pasando por el neo-romanticismo, la música de abstracción total, el cromatismo, el atonalismo libre, el minimismo, el uso de elementos caribeños o de influencia del jazz, la salsa y la música popular, citas o referencias musicales, la nueva complejidad, la música conceptual, el teatro musical, la metatonalidad, el new age y el multiestilo, entre otras vertientes creativas, lo cual redunda – en muchos casos – en música marcada por un gran eclecticismo.

El Instituto Universitario de Estudios Musicales (IUDEM), ha producido una nueva generación de compositores que se han formado bajo la tutela de maestros como Miguel Astor, Beatriz Bilbao, Alfredo Rugeles, Federico Ruiz, Ricardo Teruel, el compositor uruguayo Antonio Mastrogiovanni y el compositor colombiano Blas Emilio Atehortúa, quienes han impartido cursos de composición y análisis contribuyendo así a la formación de estos jóvenes, que optan por la licenciatura en composición como alumnos de dicha institución. Así, tenemos a Luis Alejandro Álvarez, Orlando Cardozo, Arcángel Castillo-Olivari, Jorge Castillo, Antonio Giménez, Albert Hernández, Tito Nava, Carlos Pino y Harold Vargas, entre otros.

En el ámbito de la música neo-nacionalista o de raíz folclórica, enmarcado dentro del llamado neo-folclore, pleno además de un virtuosismo muy característico, debemos mencionar a los compositores Daniel Atilano, David Carpio, Julio D’ Escriván, Paul Desenne, Pedro Mauricio González, Vinicio Ludovic, Raimundo Pineda, Aldemaro Romero (Premio Nacional de Música 2001), Agelvis Sánchez-Daza, Alonso Toro y Saúl Vera. Muchas de sus composiciones, además de incluir elementos del folclore, recurren también al humor y a la tecnología. Algunos de estos compositores comparten su labor creativa con la composición de jingles o comerciales para televisión o radio e inclusive han compuesto música para cine y documentales.

La música coral venezolana tiene en su haber significativos exponentes en la actualidad como lo es el maestro Alberto Grau, quien a través de su labor docente ha formado igualmente jóvenes compositores como Andrés Barrios, César Alejandro Carrillo, Oscar Galián y Miguel Angel Santaella, entre otros.

Dentro del ámbito de la creación, tenemos figuras que podríamos llamar independientes, cuya formación ha sido de diferentes fuentes, en parte autodidacta y que no se podría clasificar dentro de un marco específico. Así, tenemos a Simón Álvarez, María Luisa Arencibia, Felipe Barnola, Alexander Berti, Carlos Duarte, Fidel Orozco, César Iván Lara, Alex Rodríguez, Edgar Saume, Gilmer Vanegas y Diego Rafael Silva-Silva, cuya obra se caracteriza por un sincretismo que puede incluir ya sea elementos del folclore con giros del jazz, armonías disonantes o melodías modales con elementos rítmicos reconocibles y de gran virtuosismo.

Es importante hacer mención de la representación internacional que ha logrado Venezuela a través de la Sociedad Venezolana de Música Contemporánea (SVMC) dentro de la Sociedad Internacional de Música Contemporánea (SIMC-ISCM) durante los festivales «Jornadas Mundiales de la Música». Obras de compositores como Diana Arismendi, Alfredo Del Monaco, Adina Izarra, Emilio Mendoza, Alfredo Rugeles, Víctor Varela y Francisco Zapata-Bello, han sido interpretadas durante los festivales por prestigiosos solistas y grupos internacionales en Alemania, Austria, Corea, Estados Unidos, Dinamarca, Grecia, Holanda, Hong Kong, Israel, Japón, Luxemburgo, Rumania y Suecia. Asimismo, Izarra y Rugeles han tenido la distinción de ser elegidos miembros del Comité Ejecutivo de la SIMC, pudiendo asistir a dichos festivales y a las asambleas generales de la Sociedad Internacional como delegados oficiales.

La Cátedra Latinoamericana de Composición Musical «Antonio Estévez», a cargo del maestro Juan Carlos Núñez, ha contribuido igualmente a la formación de una nueva generación de compositores que incluyen entre otros a Luis Alejandro Álvarez, Leonidas D’Santiago, Wilmer Flores y Adrián Suárez. Álvarez y Suárez han continuado sus estudios en Alemania.

La recién creada Maestría en Composición de la Universidad Simón Bolívar a cargo de los compositores Diana Arismendi, Adina Izarra y Emilio Mendoza, ha servido para profundizar los conocimientos y la actualización de la información y desarrollar aún más la creatividad de autores como Luis Alejandro Álvarez, Francisco Díaz, Leonidas D’Santiago, Wilmer Flores, Albert Hernández, Raúl Jiménez, Eduardo Lecuna, Harold Vargas y Ricardo Teruel.

Por su parte, el compositor Diógenes Rivas ha venido organizando el festival «A Tempo», que ha servido para presentar, además de sus obras – caracterizadas por una estética definida como la Nueva Complejidad -, talleres de composición a cargo del compositor italiano Antonio Pileggi. De estos seminarios surgen jóvenes compositores como René Álvarez, Marianela Arocha, José Baroni, Agapito Galán, David Núñez-Añez, Ryan Revoredo, Pedro Simón Rincón e Icli Zitella, entre otros, quienes se han beneficiado de las lecturas de sus nuevas creaciones, destacándose por su talento y el uso de dichas técnicas. Este festival tiene además la importancia de presentar compositores y grupos musicales de la vanguardia europea, que actualizan la información de las nuevas tendencias estéticas contemporáneas. El festival «A Tempo» es uno de los encuentros anuales de la creación, teniendo a la música contemporánea como eje fundamental, alrededor del cual se manifiestan distintas corrientes de las artes – pintura, poesía, narrativa -, cuyo objetivo primordial es la difusión del repertorio musical contemporáneo y de las ideas de nuestro tiempo.

Igualmente, los Festivales Latinoamericanos de Música han contribuido a continuar la labor iniciada en los Festivales de Música de Caracas de los años 1954, 1957 y 1966, organizados por el Dr. Inocente Palacios. En 1990, por iniciativa del Consejo Nacional de la Cultura, el Consejo Interamericano de Música (CIDEM) de la OEA, el Convenio Interorquestal Venezolano y la Fundación Orquesta Nacional Juvenil de Venezuela, se retoma la idea de continuar aquellos exitosos festivales. A partir de 1991, y con el apoyo de las instituciones antes mencionadas y de muchas otras entidades culturales públicas y privadas, la Fundación Circuito Sinfónico Latinoamericano Simón Bolívar, bajo la Dirección Artística del compositor y director de orquesta Alfredo Rugeles y la Dirección Ejecutiva de la compositora Diana Arismendi, ha tenido la responsabilidad de continuar su organización hasta el presente.

El Festival se ha caracterizado por invitar a los compositores más sobresalientes de América Latina e interpretar sus obras a cargo de nuestros más relevantes instrumentistas y agrupaciones musicales. Asimismo, los creadores participan activamente en los ciclos de paneles que plantean, entre otros temas, la discusión de las diversas tendencias estéticas contemporáneas de la composición latinoamericana. Se ha contado además con la honrosa presencia de un selecto grupo de compositores, intérpretes, musicólogos y críticos latinoamericanos e internacionales. Estos festivales han contribuido a presentar consecutivamente obras de autores venezolanos de todas las tendencias y estilos en conjunción con obras de compositores latinoamericanos más representativos, lo cual ha redundado en intercambios, publicaciones y ediciones de partituras y discos, difundiendo y proyectando a nivel internacional el amplio y valioso repertorio que nuestros creadores han realizado en los últimos años.

Por otro lado, es importante señalar que este festival ha instituido el pago de los derechos de autor y ejecución por las obras interpretadas durante el evento, lo cual ha sentado un precedente dentro del medio creativo musical venezolano.

El Festival ha presentado conciertos de música sinfónica, de cámara y de solistas, de música electroacústica, ciclos de paneles, conferencias, talleres y seminarios sobre diversos temas relacionados con la composición e interpretación de la música contemporánea. Estos talleres y seminarios forman parte de la actividad que ha venido desarrollando la Cátedra Latinoamericana de Composición «Simón Bolívar» desde 1991, la cual ha contado con el aporte docente de excelentes maestros latinoamericanos entre los cuales se encuentran Mariano Etkin de Argentina, Carlos Fariñas de Cuba, Roberto Sierra de Puerto Rico, George Crumb y Jo Boatright de Estados Unidos de Norteamérica, Carlos Vázquez de Puerto Rico, Beatriz Balzi de Argentina-Brasil, Antonio Mastrogiovanni de Uruguay, Ricardo Gallardo de México, Javier Álvarez de México, Roberto Valera de Cuba, Mario Lavista de México, Gerardo Cavanna de Argentina, Lidia Guerberof de México-Argentina, Milton Estévez de Ecuador, Alejandro José de República Dominicana, León Biriotti de Uruguay, Orlando Jacinto García de Cuba-USA, Manuel de Elías de México, Jorge Sarmientos de Guatemala y Marlos Nobre de Brasil, entre otros.

Como conclusión, podemos decir que la creación musical en Venezuela ha transcurrido por una multiplicidad de tendencias y que su mayor virtud y característica es la pluralidad y variedad de estilos. Los compositores han tenido en su nutrida paleta la posibilidad de explorar desde las diferentes corrientes de la vanguardia hasta la búsqueda en las fuentes de su folclore, originando así música de las más diversas estéticas, abierta, libre y sin prejuicios con un amplio panorama y posibilidades de desarrollo.

Caracas, 27 de enero de 2003.

© 2003, Alfredo Rugeles

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